Las iguanas de Pablo Sebastiá sonríen en Cálamo
Acudimos a la llamada de la librería Cálamo de Zaragoza donde se iba a presentar La sonrisa de las Iguanas, el nuevo libro del escritor valenciano Pablo Sebastiá Tirado.
Como llegamos pronto aprovechamos para hablar con León, al que le toca hacer de anfitrión en ausencia de Paco Goyanes y Ana Cañellas, que se encuentran en Cartagena de Indias inmersos en la coordinación de las jornadas Talento Editorial del Hay Festival.
Llega el protagonista, Pablo Sebastiá, acompañado de Jesús Egido, el editor apasionado de Rey Lear. A Jesús Egido lo conocimos hace unos años durante una jornadas de trabajo en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en México. Nos pusimos a charlar un poco de aquellos viajes pero su mirada iba de una estantería a otra. En menos de dos minutos ya tenía tres libros en las manos, uno de ellos El jardín, de Ismael Grasa, publicado por Xordica Editorial.
Se hizo la hora y subimos a la planta de arriba. Si estuviéramos escribiendo de un partido de fútbol diríamos que el campo habría registrado media entrada. Muchas actividades en Zaragoza a la vez que esta presentación, y como señaló Jesús, la presencia de María Dueñas en la ciudad hacía difícil el lleno.
Egido comenzó hablando de la novela policiaca, del humor dentro de la literatura, y de la combinación de ambas, una corriente muy olvidada que en España habría dado lugar a una literatura policiaca de humor. Debemos recordar que Rey Lear ha recuperado las novelas del detective Plinio, jefe de la Guardia Municipal de Tomelloso, el cervantino personaje creado por Francisco García Pavón, el «hombre que reinventó y dio personalidad propia al género (policiaco) en España».
En la novela de Pablo Sebastiá hay humor e ironía, una trama satírica reflejo de la España de comienzo del siglo XXI en la que todo va mal. Una situación de la que todos, de una u otra manera, somos responsables.
Con un tono sarcástico, Sebastiá cuenta como un concejal del entorno nacionalista catalán, que no quiere compartir habitación en un hospital público, mueve sus hilos y logra que le trasladen a una cómoda y solitaria suite del Instituto Mental Europeo. Lo que pensaba que iba a ser una estancia tranquila termina siendo una batalla campal cuando un grupo de enfermos mentales, apoyados por varios comandos antisistema se enfrentan a la policía y atraen la atención de los medios de comunicación locales y nacionales.
La sonrisa de las iguanas nos puede traer a la memoria la impresionante Todos a la cárcel de Berlanga, que tan bien reflejaba esa España de los años 90. Una referencia de la que Pablo Sebastiá se siente muy orgulloso.