Nieves Concostrina estuvo en Ibercaja Zentrum presentando Antonia
Una abarrotada sala de Ibercaja Zentrum recibió ayer a la periodista y escritora Nieves Concostrina, que se acercó a Zaragoza para presentar ‘Antonia’. Estuvo acompañada por Joaquin Carbonell, María Borao (directora del centro) y Mercedes Pacheco, directora de comunicación en la editorial La esfera de los libros. Y con todos ellos Librería París.
Forjada en prensa, radio y televisión, Nieves Concostrina ha publicado varios libros con gran éxito editorial. ‘Antonia’ es sin embargo su primera novela, de la que ha dicho que es «una novela de verdades; sólo un mínimo ejemplo de las miles de verdades que padecieron los españoles». Una novela en la que la escritora madrileña homenajea a quienes sobrevivieron a la guerra civil y a los años posteriores entre la picaresca, la miseria y los trapicheos. Pero sobre todo es un homenaje a las mujeres de la generación de Antonia, «auténticas buscavidas, supervivientes en su ámbito, pero muy dóciles porque la ignorancia y el analfabetismo les impiden defenderse más allá de su terreno». Pero sobre todo ‘Antonia’ es un auténtico homenaje a todas esas madres «que lucharon para que llegáramos hasta donde estamos». Antonia Villarreal Herrero es la madre de Nieves Concostrina, cuya vida vuelca en las páginas de este libro. La abre en canal y nos la muestra tal y como es. Antonia fue leyendo poco a poco cada parte de la novela que su hija le iba entregando. Cada vez que terminaba le preguntaba si de verdad iba a publicar esto o lo otro, que todo el mundo sabría que había sido estraperlista o que había estado en la cárcel. Su hija le contestaba que por supuesto que iba a publicarlo «porque no hay nada por lo que avergonzarse, todo lo contrario».
Nieves Concostrina nos habló también de Miguel, el padre de Antonia, de La Juana, su madre, de Goyo, Amelia, la Tía Dora, o del Coronel Emilio Rodríguez-Tarduchy, cuyo nieto se dio a conocer en una de las presentaciones que la autora está realizando estos días. El libro recoge en sus páginas un álbum de fotografías de todos estos personajes cuyas vidas transcurrieron y transcurren por los escenarios del Madrid más castizo. El Madrid del barrio de La Latina, Chueca, Puerta Toledo, el Rastro, el del mercado de La Cebada y el de las iglesias de La Paloma o la de San Andrés, que Antonia vio ardiendo al día siguiente del golpe de Estado. El Madrid de las corralas, como la de la calle del Espino que todavía hoy existe. El Madrid de los lavaderos del río Manzanares, el de las cárceles como Ventas y Torrijos, el del Cinema Argüelles. Escenarios de una época que parece lejana pero que todavía hoy nos cuentan en primera persona.